viernes, 13 de enero de 2012

Cómo el cine presenta y (mal)trata la ciencia

 


 por   Manuel Moreno Lupiáñez*

Un repaso a los diferentes géneros y subgéneros cinematográficos puede ayudarnos a ver su conexión (o desconexión, sería más adecuado) con la ciencia. Para empezar, el cine histórico, representado por los peplum, western y películas de guerra, en general, no destaca, precisamente, por su fidelidad histórica. Grandes producciones actuales premiadas, como Gladiator (2000, R. Scott) siguen incurriendo en errores, ucronías, falsedades históricas, cuando no, en la más pura tergiversación interesada, que causarían sonrojo a cualquier estudiante avispado de secundaria. En comparación, el Espartaco (1960, S. Kubrick) resulta bastante más fiel a la verdad histórica. Puede decirse, que el marco histórico no pasa de ser un decorado exótico donde se desarrolla la acción.


Las biografías de científicos (bio-pics) constituyen también un campo al que se recurre en tiempos de escasez de héroes e ídolos de la ficción. Ahí están, por ejemplo, las narraciones noveladas de las vidas de científicos famosos: Madame Curie (1944, M. Le Roy), Freud, pasión secreta(1962, J. Huston). O la más reciente, Una mente maravillosa (2001, R. Howard), acerca de la vida del matemático J. F. Nash, premio Nobel de Economía, donde se ha eliminado la parte más escabrosa de su azarosa vida. Predomina el relato épico, donde se describe el ascenso del personaje con especial énfasis en el individualismo. Es la entronización del hombre que se ha hecho a sí mismo (self made man ), típico de la ideología capitalista.



En cambio, en el campo de la antropología, podemos encontrar obras significativas. Gracias, quizás, al asesoramiento de antropólogos y entendidos, existen filmes que, sin renunciar a las dosis de imaginación y las peculiaridades del medio cinematográfico, son de notable factura. Sería el caso de En busca del fuego (1981, J.-J. Annaud), donde el conocido antropólogo D. Morris es el responsable de la creación de un lenguaje gutural y gestual plausible. Y El pequeño salvaje (1969, F. Truffaut) o Gorilas en la niebla (1988, M. Apted).

 

* Manuel Moreno es  Profesor del Departamento de Física e Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Cataluña

1 comentario:

c. dijo...

Diana, hola.

Estoy intentando por acá ya que no recibí más correos tuyos.

ME confirmás si te llegan los míos?

Gracias
Carolina
Museo Imaginario